lunes, 27 de mayo de 2013

Experiencia QUINDIO...para repetir muchas veces!


Esa mañana al caminar entre cafetales, sentir el aire fresco rozar mis brazos y el olor a café impregnado en el ambiente, recordé mi infancia. Sentí nostalgia y recordé aquellos tiempos de antaño, a mis amigos y a mi familia. Hoy algunos ya no están, pero cada vez que voy al Eje Cafetero, los siento cerca de mi corazón.

Fue una experiencia muy bonita y sobre todo inolvidable que me doblega la voluntad y me hace pensar en el Quindío cada vez que estoy de vacaciones. Mi corazón se resiste a cambiar de destino y pone frente a mi razón. Al final termino volviendo llena de felicidad cual niña frente a un parque de diversiones.

En el Quindío hice catación de café como una experta, eso sí, no tenía idea de sabores, olores o colores pero lo hice, lo disfrute y sobre todo aprendí a tomar café, es un arte igual o mejor que el vino, es un placer que ahora voy a enseñar a mis amigos.

También cogí café, bueno, algunos granos verdes, otros rojos y algunos negritos. Eso sí, los rojos me los comí, no aguante las ganas de probar y sentir los orígenes de un buen café, como dicen por allá “de la semilla a la taza de café”.

Cuando pensé en irme de vacaciones, solo quería descansar, no hacer nada, dormir y leer un buen libro, quería desconectarme del mundo. Pero ahora que lo pienso, nada de eso hice, por el contrario, estuve más ocupada pues quería hacer muchas cosas. Me sentí como mis hijos en una dulcería, quería de todo, así fuera un poco!

No sabía todo lo que tienen, deporte, aventura, naturaleza, ecología, avistamiento de aves, aire fresco, ambiente sano y gente muy amable. Todos sonríen y están prestos a  ayudarle a uno en lo que necesita. Al comienzo, me costó un poco de trabajo asimilar esa cordialidad, pero luego, me contagié de esa armonía y amor interior que irradian los Quindianos y empecé a verlos no como extraños, sino como parte de mi familia.

Algo que me gustó mucho fue el recibimiento que me dieron unos jóvenes en un punto de información turística, me mostraron el Quindío con mapa en mano, me hablaron de las rutas experienciales que tienen y sobre todo me ofrecieron hoteles Cotelco de muy buena calidad y ubicación. Ellos me brindaron la información precisa que requería para organizar mis planes de vacaciones, así ahorre tiempo de desplazamiento que luego utilice para disfrutar de más actividades.

Pero lo que más me llamo la atención, fue el café junto con todas sus expresiones artísticas, culturales, gastronómicas, artesanales y sobre todo experienciales. Ya nosotros los turistas dejamos de ser pasivos en las actividades, ya nos toca “trabajar” pero de una forma tan emocionante y divertida que nos quita hasta el estrés del cuerpo.

Mis vacaciones en el Quindío fueron espectaculares, me reencontré con mis raíces, hice las paces con la naturaleza, camine entre palmas de cera, monte a caballo, disfrute algunos miradores, comí trucha, tome vino de café, admire el baile de los macheteros, compre muchas cosas en la ciudad milagro, estuve en varias fondas, visite pueblos todos súper cerquita, interactúe con los campesinos, conocí las plazas de mercado y sobre todo me volví Quindiana de corazón.

Estoy muy agradecida con el Quindío. Mil gracias y que Dios me los bendiga por todo lo que hacen para conservar sus raíces cafeteras, por transmitir esa cultura a las generaciones futuras y sobre todo por ser humildes de corazón.

“Gracias a ustedes, saboree el campo y me volví montañera por un momento”. Dios, ¡que vacaciones tan espectaculares!.


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